Topics:

2024: el año de la guerra

Por Alfredo César DacharyQue los imperios se construyen con guerras, no cabe la menor duda, y es una constante desde los primeros tiempos a hoy. Por ello, inicialmente la conceptualización de civilización está manchada con mucha sangre, que fácilmente se nos olvida. Este año, la historia vuelve a repetirse y tenemos a las guerras más allá de lo pensado, pero muy cerca de lo que no deseamos, para no pasar a la historia como la última civilización, ya que es más fácil que el hombre elimine a su población que un fenómeno natural, que a la larga si podría ser tan violento como el gran meteorito que se estrelló frente a la península de Yucatán y muchos consideran el principal causante de la desaparición de los grandes animales de esa época. El siglo XX resolvió “provisionalmente” sus grandes diferencias en dos guerras mundiales en su primera mitad, y muchas más en la segunda, denominada la etapa de la descolonización e independencias del mundo colonial creado por el capitalismo mundial, mientras se estaba gestando des hegemonía, otra forma de cambio de centro de poder mundial. El siglo XXI anunció un cambio de tal magnitud que supera a todo lo logrado en cinco siglos de dominación occidental, y es que, en el comienzo de la tercera década, se materializó, por azares del destino o planificación, la gran pandemia de Covid-19, que se transformó en el puente que debió pasar la humanidad para dejar la ya obsoleta sociedad analógica y entrar a la …

Por Alfredo César Dachary

Que los imperios se construyen con guerras, no cabe la menor duda, y es una constante desde los primeros tiempos a hoy. Por ello, inicialmente la conceptualización de civilización está manchada con mucha sangre, que fácilmente se nos olvida. Este año, la historia vuelve a repetirse y tenemos a las guerras más allá de lo pensado, pero muy cerca de lo que no deseamos, para no pasar a la historia como la última civilización, ya que es más fácil que el hombre elimine a su población que un fenómeno natural, que a la larga si podría ser tan violento como el gran meteorito que se estrelló frente a la península de Yucatán y muchos consideran el principal causante de la desaparición de los grandes animales de esa época.

El siglo XX resolvió “provisionalmente” sus grandes diferencias en dos guerras mundiales en su primera mitad, y muchas más en la segunda, denominada la etapa de la descolonización e independencias del mundo colonial creado por el capitalismo mundial, mientras se estaba gestando des hegemonía, otra forma de cambio de centro de poder mundial. El siglo XXI anunció un cambio de tal magnitud que supera a todo lo logrado en cinco siglos de dominación occidental, y es que, en el comienzo de la tercera década, se materializó, por azares del destino o planificación, la gran pandemia de Covid-19, que se transformó en el puente que debió pasar la humanidad para dejar la ya obsoleta sociedad analógica y entrar a la digital, antesala de una transformación, para la mayoría realizada a mitad del siglo XXI, con la singularidad y una inteligencia artificial fuerte.

En realidad, en el 2024, como en el 1914, de golpe se acabó la música y se pasó de la comedia de “la belle epoque” a la tragedia en una de las guerras más sangrientas y expandida mundialmente, y que al concluir se impuso el Tratado de Versalles, un monumento a la simulación de paz, sobre resultados que transforman a las potencias perdedoras en masa ansiosa por recuperar su dignidad, sin pensar que ese camino terminaría en una tragedia mayor: el nazismo.

Un siglo después podemos constatar que las nuevas guerras y las pasadas sirvieron para alimentar las futuras y quizás la final lucha por la hegemonía, ya que Estados Unidos nunca podrá admitir su decadencia porque solo la cultura le da maduración a la sociedad y, en este caso, la pérdida de poder económico real y no derivado de la fuerza, es una luz de corta vida, que en estos casos son décadas. La mayor tragedia del siglo XXI hasta la actualidad comienza en el 2023 y es el inicio del genocidio de la franja de Gaza, por parte del ejército israelí mientras la guerra se expandía a los países vecinos sentando la base de una zona de alta inestabilidad que, aunque se lo niega, aún sigue luchando por controlar el petróleo y el gas, los combustibles básicos para terminar el siglo.

El drama de esta media guerra en ampliación es la existencia de dos titiriteros, Estados Unidos y Rusia, que más allá de los territorios ocupados o retenidos, está la prueba de nuevas armas y una demostración al mundo que cualquier pueblo, por más que tenga muy bajo nivel educativo, tiene capacidad para operar nuevas armas incluido misiles, aunque aún se sospecha que hay apoyo logístico de los operadores mundiales, que en realidad son los grandes titiriteros de una macabra obra.

Se repite en esta etapa la respuesta a la pregunta del ex presidente Donald Trump solicitó al ex presidente Jimmy Carter, ¿por qué China va muy adelante en un crecimiento espectacular? y la respuesta fue contundente: “más de medio siglo sin guerras”. Así tenemos que, sin reducir la capacidad defensiva, el desarrollo tiene más capacidad ofensiva por el gran significado del efecto demostración hacia el exterior y en la propia sociedad.

De los 120 millones de personas desplazadas por la fuerza en el mundo, 23 millones se encuentran en el continente americano, es el 19%, casi una quinta parte de todos los desplazados, y a diferencia de lo que se cree, la mayoría de éstos se encuentran en América Latina y no en Estados Unidos, según Williams Spindler, que es el portavoz de ACNUR en Ginebra.

La guerra no es un escenario lineal, no confundirse Este escenario aparentemente simplificado fue remplazado hace pocos días por una nueva realidad, no aclara por qué al ejército sirio, uno de los más fuertes se entrega sin lucha a la guerrilla musulmana extrema, similar a los talibanes que impondrán un gobierno de base religiosa si hay acuerdos o los titiriteros actuales lo ordenan. El gobierno de Irán ha abandonado la estrategia del general Qasem Soleimani, caracterizada como el «Eje de la Resistencia», en virtud de la cual Teherán garantizaba su ayuda a los grupos armados que luchan contra la colonización en el Medio Oriente. El gobierno iraní se negó a apoyar la resistencia libanesa frente a la invasión israelí, así Teherán y Tel Aviv proclaman a los cuatro vientos su antagonismo y dicen estar dispuestos a acabar con el adversario, pero en la práctica, sin embargo, se han abstenido de asestar al otro, golpes realmente contundentes.

Es posible que exista algún tipo de arreglo secreto entre Washington, Teherán y Tel Aviv, ya que Teherán ha reanudado los contactos con los kurdos iraquíes, y el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, viajó a Irak en septiembre para reunirse no sólo con el clan Talabani sino también con el clan Barzani (pro – israelí). Las declaraciones del Guía iraní Alí Jamenei contra Netanyahu no logran ocultar su alianza de facto con Israel.

En Irak, el ayatola Alí al-Sistani, jefe espiritual de los chiitas iraquíes, intervino públicamente con un mensaje tan confuso que lo único que quedó claro es que ya no sabía qué esperar del hasta ahora aliado iraní.

En Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan, fiel a su eterna costumbre, evalúa las posibilidades que tiene evitando comprometerse, y después de un lento y prudente acercamiento al presidente sirio Bashar al-Assad, el presidente turco ha autorizado entregas de armas a los yihadistas concentrados en la región siria de Idlib, permitiéndoles así reiniciar las hostilidades contra la República Árabe Siria. Y también ha retomado las discusiones con el fundador del PKK kurdo, Abdullah Ocalan, encarcelado en Turquía desde 1999. Sea cual sea el contenido de esas conversaciones, parece poco probable que Ocalan apoye a la OTAN y a Israel como lo hacen los actuales jefes del PKK.

Bashar al-Assad aportó de inmediato su apoyo a sus aliados del Hezbolá y a los libaneses en general, porque se consideraba responsable de la seguridad de los libaneses, y acoge a miles de refugiados libaneses que huían de los bombardeos israelíes y en enviar armamento al Hezbolá, Israel bombardeó y destruyó todas las carreteras y puentes que conectan Siria con el Líbano. Con ayuda de la OTAN, Israel lanzó contra la importante ciudad siria de Alepo los yihadistas concentrados en Idlib, mientras los Guardianes de la Revolución iraníes, que debían participar en la defensa de Alepo, se retiraron sin presentar combate. Los yihadistas de Idlib disponen ahora del armamento más moderno, financiado por Qatar, y de enjambres de drones, cuyos operadores son ucranianos. Los israelíes saben que Netanyahu ayudó a Hamas desde que obtuvo el cargo de primer ministro, en 2009, hasta el 7 de octubre de 2023, y éste aseguraba que su estrategia consistía en favorecer a Hamas como medio de luchar contra la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Yasser Arafat. La primera decisión oficial de Netanyahu a favor del Hamas fue anular el pedido de extradición emitido contra Moussa Abu Marzook, quien era entonces el más alto dirigente de Hamas y se hallaba detenido en Estados Unidos.

El objetivo de Netanyahu no era destruir la OLP sino impedir la creación de un Estado palestino, y en 2018, cuando la Autoridad Palestina suspendió el pago de los funcionarios en Gaza, Netanyahu llegó a un acuerdo con Yahya Sinwar, el jefe militar del Hamas en Gaza, entonces encarcelado en Israel. En cuatro años ha recibido Hamas 2,500 millones de dólares, permitiendo a la organización construir su red de túneles y armarse. Netanyahu y el Hamas obtenían así el respaldo de los servicios secretos anglosajones. Otra estrategia de Netanyahu fue continuar así la labor de destrucción arqueológica que se ha dado en el sitio arqueológico de Babilonia, durante la guerra del Golfo, y en los tesoros arqueológicos de Alepo y de Palmira, en Siria. Esa campaña de destrucción se realiza para que el reclamo de los sionistas revisionistas sobre los territorios que se extienden entre el Nilo y el Éufrates parezca legítimo.

Las dos estrategias en este macro escenario de control del canal de Suez, un nuevo programado muy cerca de éste, puertos y yacimientos nos recuerdan que las guerras no tiene memoria pero los líderes e ideólogos, el problema es que no lo socializan porque pueden perder apoyo de algo que la sociedad cree justo cuando en realidad es una jugada geopolítica donde los pueblos son números, que forman estadísticas de vivos refugiados o masacrados en pos de una bandera que no siempre se tiene clara.

Subscribe to Our Newsletter

Keep in touch with our news & offers

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *