Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas
El “pueblo mágico” de cada vez decepciona a más turistas, sobre todo a los de procedencia nacional, que no encuentran nada para que se le considere “mágico”, ya que carece de monumentos históricos, sus viviendas apiladas en desorden en las empinadas lomas de los cerros no causan la menor admiración y la selva que si era un atractivo, está desapareciendo paulatinamente.
Los mismos pobladores nativos del lugar reconocen que hace 30 o 40 años Sayulita si era un pueblo bonito, pero hoy la gentrificación ha causado daños irreversibles y ha generado un desarrollo urbano incontrolable fuera de norma y caótico; carece de vialidades y el problema de las aguas residuales aflora en forma recurrente.
A los anteriores problemas que en muchos casos son incontrolables, se suma el de la generación de basura que ni los ambientalistas han logrado resolver ni corregir y en lugar de disminuir está en crecimiento, por la gran cantidad de negocios y establecimientos de mercaderes nacionales con escasa cultura de la limpieza.
DESORDEN EN PLAYAS
El desorden ya invadió las playas, donde se han establecido negocios relacionados con el surf, de renta de tablas, así como de camas de masaje, servicios que desplazan a los pescadores y sus lanchas. Los negocios de masaje han invadido incluso la plata de los muertos, conocida así porque ahí se localiza el cementerio de la comunidad.
Hoy lo que más se presume de Sayulita es la calle con papel de colores, donde los cientos de jóvenes se toman sus selfie para presumir a sus amigos de otras ciudades del país. Además, las reglas para considerar a un pueblo como “mágico” establecían normas específicas en cuanto a la imagen visual, las fachadas de las viviendas, los negocios y la circulación vehicular, para lo cual incluso se asignaban recursos federales a través de la Secretaría de Turismo. Pero nada de eso se ha respetado en Sayulita, y por el contrario, las antiguas casitas de los pescadores han sido sustituidas por construcciones cada vez más grandes, y una muestra es lo que se hizo en lo que fueran las oficinas del ejido, donde se levantó una construcción de más de 4 niveles y opera como hotel.
CAMPISMO, DESAPARECIDO
Por último, las propiedades que antes servían para acampar, y donde los turistas procedentes del Bajío llegaban e instalaban sus casas de campaña por un módico hospedaje, también han desaparecido o poco a poco han cambiado el concepto. En su lugar cientos de viviendas con habitaciones de mínimas dimensiones, se rentan como si fueran suites de un hotel de cinco estrellas.
Otro atractivo que se conserva es gracias a la ola que hay en el mar y que permite la práctica del surf y con ello se sostienen las numerosas “escuelas” donde se enseña a los visitantes a subirse a la ola, y es lo que más atrae sobre todo al turismo extranjero.
De hecho, desde que el gobierno de Roberto Sandoval propuso a Sayulita como “pueblo mágico” los pobladores se miraron extrañados, porque muchos si conocen lugares como San Sebastián del Oeste, Mazamitla o San Miguel de Allende, que realmente tienen magia por la gran cantidad de monumentos histórico coloniales que les caracterizan.